La fatiga cognitiva podría atentar contra tus finanzas personales

Según un estudio de Ross Steinman, profesor de la especialidad de Psicología de la Universidad de Widener (Estados Unidos), al descansar y despertar por la mañana, hemos recobrado energías, por lo que tenemos una limitada cantidad de energía cognitiva recargada; esto nos ayudará a realizar nuestro quehacer diario, facilitando la toma de decisiones.

El dormir bien, ejercitarse, meditar y comer adecuadamente, son actividades que nos ayudarán a que nuestra energía cognitiva, se incremente. Sin embargo, durante el día esa energía cognitiva que habíamos acumulado, va disminuyendo; debido, a las decisiones que tenemos que tomar, de las más sencillas hasta las más complejas.

Imaginemos que al llegar la noche nos sentimos cansados y agotados, prácticamente no queremos ni pensar que debemos de tomar alguna decisión importante que amerite un análisis previo. Pero, ¿cómo esto podría afectar mis finanzas personales?

Para averiguarlo, primero veamos que significa la fatiga cognitiva.

¿Qué es la fatiga cognitiva?

La fatiga cognitiva está relacionada con el cansancio mental, por lo que se plantea como diversas situaciones en las que nuestro cerebro no se encuentra atento a demasiados estímulos, ya que continuamente estamos tomando decisiones de diversos aspectos de nuestra vida que hace que nuestra capacidad de discernir lo que es correcto de lo que no, se relentice.

Existe una relación entre la fatiga y la carga cognitiva, caracterizada por la cantidad de recursos mentales para solucionar una tarea. Estos recursos son: la atención, la percepción, la memoria, la capacidad de análisis, la experiencia acumulad, nuevas experiencias, entre otras.

¿Cómo la fatiga cognitiva podría impactar en mis finanzas personales?

Por ejemplo, una pareja de esposos quiere tomar unas vacaciones y realizar un viaje de ensueño.

Claudia se encuentra en búsqueda de opciones para sus vacaciones con su esposo (no se limita por el monto del paquete del viaje). Cuando Raúl, su esposo, llega por la noche, luego de un día bastante agitado (lleno de reuniones), se encuentra muy cansado; Claudia le muestra la información reunida, encanta y maravillada con las opciones.

Sin embargo, Raúl, para salir del paso, podría elegir cualquier opción (lleva varios días postergando esa conversación) sin antes haber analizado los pros y contra, sin conocer en ese momento, la inversión que necesitarían.

Este suceso definitivamente impactaría en las finanzas personales de Claudia y Raúl, ya que podría desencadenar un desembolso de dinero bastante alto para unas vacaciones de ensueño, suponiendo que, en ese momento, no dispongan del dinero necesario para afrontarlo y que, en mediano plazo, podría ocasionar que no puedan cubrir otros compromisos de pago recurrentes.

Para evitar que nuestro dinero se vaya sin siquiera darnos cuenta y que nuestras finanzas personales entren en crisis cuando nos sintamos fatigados cognitivamente, debemos de tener y/o hacer “periodos de enfriamiento”. Esto quiere decir, hacer un alto a esa actividad, evitando tomar una decisión en ese momento; retomando esa conversación o esa actividad cuando nos encontremos con suficiente energía cognitiva que nos permita evaluar la situación y realizar un análisis sobre ello.

¿Cómo puedo reducir la fatiga cognitiva?

A continuación, revisemos estos 3 consejos.

Automatizar algunas tareas:

Por ejemplo, en nuestra vida cotidiana, elegir lo que vamos a cocinar o almorzar, aunque no parezca, suele ser una tarea que demanda tiempo prudente (sobre todo cuando vamos a cocinar). La solución a ello podría ser elaborar un listado de comidas para toda la quincena o mes, y en base a ello, ya tener identificado que se preparará para esa fecha determinada.

De esta forma reducimos aliviamos nuestra mente reduciendo la fatiga cognitiva.

Descansar adecuadamente:

La calidad de sueño es crucial; es decir, la cantidad de horas que deberíamos dormir van entre las 6 – 8 horas en los adultos. Sucede que a veces no podemos dormir bien de noche o nos despertamos muy temprano, en estos casos nuestro cerebro ni nuestro cuerpo ha descansado lo suficiente para estar al 100% operativo; con lo que nos sentiremos sin energía suficiente para pensar con claridad.

Tomar decisiones importantes en momentos de menor carga emocional:

Para la toma de decisiones importantes, que quizás tengan que ver con la familia, la carrera, los estudios, la pareja o con nuestras finanzas personales; el análisis de las opciones debe realizarse o, tratar de realizarse, en aquellos momentos donde nuestra carga emocional sea menor. Esto nos permitirá tomar una decisión mucho más objetiva y racional.