Factores determinantes en el tipo de cambio: inflación

El Perú tiene una meta de inflación para el manejo de su política monetaria ¿cómo impacta esto en el tipo de cambio y en nuestra economía? En el siguiente articulo te contamos el impacto y la gestión de esta variable en la economía.

Las variables macroeconómicas de relevancia en una economía son la inflación y el tipo de cambio. Ambos indicadores permiten evaluar el poder adquisitivo de una moneda. Para medir la inflación se utiliza el Índice de Precios al Consumidor (IPC) los cuales reflejan el crecimiento porcentual de la canasta básica. La inflación es la tasa de incremento de los precios de los bienes y servicios a lo largo del tiempo, un aumento en la inflación terminaría depreciando la moneda, ya que un aumento en los precios locales debe llevar a un aumento en el tipo de cambio para mantener los precios reales relativamente alineados con los globales. Si la moneda local pierde valor frente a otra los precios de los bienes que compramos del exterior aumentan.

El desempeño de estas variables son consecuencia de factores internos y externos. El BCR tiene incidencia en los factores internos, mientras que los externos dependen de la coyuntura económica mundial. El principal objetivo del BCR es la estabilidad monetaria definida como el logro de una meta anual de inflación, desde el 2007 es 2% con un margen de error de 1%, siendo el rango meta entre 1% y 3%. El enfoque de política monetaria de mantener la estabilidad monetaria a través del uso de metas de inflación fue implementado por primera vez en Nueva Zelanda en 1990, para luego extenderse a más países tales como Reino Unido, Brasil, Chile, Colombia, México, entre otros. La principal herramienta de política monetaria es la tasa de referencia interbancaria, definida como la tasa de interés que los bancos comerciales se cobran entre sí para préstamos de muy corto plazo, el BCR varia la tasa en función de la meta de inflación.

La inflación en Perú

La inflación en Perú llego a 5.8% en octubre, por encima del límite superior del rango meta del BCR, alcanzando niveles no vistos desde el 2009. Al subir la tasa de referencia se logra que los préstamos entre los bancos sean más caros, con ello los bancos comerciales que reciben el préstamo trasladan ese mayor costo a la tasa de interés que le cobran a los clientes cuando acuden a pedir un préstamo. La mayor tasa de interés desincentiva los pedidos de préstamos y al bajar el consumo y la inversión disminuye la demanda interna y se atenúa la inflación. Por ello el BCR ha subido la tasa de referencia recientemente a 2.00%. En paralelo, también tiene otra herramienta que es la tasa de encaje, cuando sube la tasa de encaje los bancos pueden prestar menos y con eso se reduce la liquidez y la inflación.

El BCR espera que la inflación retorne al rango meta en el segundo semestre del próximo año debido a la reversión del efecto de factores transitorios como el tipo de cambio, los precios internacionales de combustibles y granos, y a que la actividad económica se ubicará aún por debajo de su nivel potencial. El BCR viene actuando de manera reactiva frente al aumento de la inflación por lo que serán necesarios más aumentos de la tasa de referencia y del nivel de encaje para que las expectativas inflacionarias retornen al rango meta. A pesar de esto, la política monetaria no perdería su orientación expansiva, pues las tasas de interés permanecerían en terreno negativo en términos reales.

El ritmo de inflación sigue superando las previsiones del mercado a nivel local y a escala global, presionando a los bancos centrales a reaccionar con alzas de tasas de interés más frecuentes. La inflación en EEUU subió a 6.2% en octubre (siendo la data más alta desde noviembre de 1990) relacionado a la fuerte subida de los precios de energía, los problemas en la cadena de suministros y la escasez de componentes en los procesos de producción. La pasada semana la FED dejó sin cambios los tipos de interés y anunció el inicio de la rebaja de las inyecciones de liquidez en US$ 15,000 millones al mes. Con esta decisión el volumen de compras mensuales de bonos, actualmente en US$ 120,000 millones, se iría reduciendo progresivamente con el objetivo de acabar completamente con el programa a mediados de 2022.