La economía global enfrentará un panorama complejo en el 2025. De acuerdo con un informe de Citi, este se basará en dos puntos esenciales: el crecimiento continuo, pese a la inflación y a las decisiones de los bancos centrales, y la reelección de Donald Trump, la cual llegará con nuevas políticas monetarias que podrían impactar de manera positiva o negativa en el crecimiento económico.
En el siguiente artículo, examinaremos la perspectiva global de la economía y las posibles implicancias del segundo mandato de Trump en la Casa Blanca.
Resiliencia económica y fortalezas clave
En los últimos dos años, la economía global ha desafiado pronósticos de desaceleración, manteniendo un crecimiento cercano al 2.75%. Este desempeño ha sido impulsado -en gran parte- por el sector de servicios, que ha demostrado ser más resistente que la industria manufacturera. De hecho, la alta demanda de servicios, inicialmente atribuida al gasto pospandemia, ha generado ingresos sólidos para los hogares, lo que -a su vez- ha respaldado el consumo.
Sin embargo, este impulso no está exento de desafíos. La inflación sigue siendo un factor clave a monitorear, especialmente en mercados desarrollados donde los bancos centrales están ajustando sus políticas monetarias. Mientras tanto, los mercados emergentes enfrentan condiciones heterogéneas, reflejando la diversidad de sus estructuras económicas y respuestas políticas.
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Impacto de Donald Trump en la economía global
Lo que más preocupa y produce incertidumbre en la economía global es el segundo mandato de Donald Trump. Su enfoque, que incluye medidas como aumentos de aranceles, desregulación y recortes fiscales, podrían generar efectos mixtos. En términos comerciales, se esperan aumentos significativos en las tarifas, especialmente hacia China, con un alza proyectada de entre 10 y 15 puntos porcentuales. Estas medidas podrían desencadenar tensiones comerciales globales, afectando tanto el crecimiento económico como las cadenas de suministro. Para empresas con alta exposición al comercio internacional, este contexto exigirá estrategias de mitigación rápidas y efectivas.
En el ámbito fiscal, Trump planea extender los recortes tributarios implementados en 2017, lo que podría incrementar los déficits fiscales a niveles superiores al 6% del PIB. Aunque estas reducciones fiscales prometen un estímulo para el crecimiento empresarial, también implican presiones inflacionarias que podrían forzar a la Reserva Federal a adoptar políticas monetarias más restrictivas.
Otro componente clave será la desregulación de normativas introducidas durante la administración de Biden. Sectores como energía y finanzas podrían experimentar un alivio regulatorio, lo que potencialmente impulsaría la inversión y la confianza empresarial. Sin embargo, este enfoque también genera preocupaciones sobre sostenibilidad y equidad a largo plazo.
En el escenario internacional, los mercados financieros globales ya han comenzado a reflejar las expectativas de mayor volatilidad. Los países exportadores hacia Estados Unidos, como China y México, enfrentan riesgos significativos por posibles restricciones comerciales. En el mercado de divisas, el dólar estadounidense se ha fortalecido, impulsado por expectativas de tarifas y políticas fiscales expansivas.
Tendencias de la economía global para 2025
De acuerdo con Citi, la economía mundial podría crecer 2.7% en 2025. Esto se deberá, en parte, a que Estados Unidos experimentará una ligera desaceleración, mientras que otras regiones, como Europa y China, mantendrán un crecimiento modesto. Pero, en un escenario más optimista, un crecimiento superior al 2% en Estados Unidos podría impulsar la actividad económica en mercados conexos como Canadá, México y Japón.
No obstante, los riesgos persisten. Las políticas arancelarias agresivas podrían generar shocks estanflacionarios, aumentando los precios y reduciendo el poder adquisitivo tanto en Estados Unidos como en otras economías. Asimismo, la confianza de los inversores podría fluctuar considerablemente, dependiendo de cómo se implementen estas medidas.
Por ello, los bancos centrales jugarán un papel crucial en este entorno económico incierto. En Estados Unidos, la Reserva Federal (FED) podría mantener una política de flexibilización monetaria cautelosa, dependiendo de las presiones inflacionarias y la fortaleza del mercado laboral. Sin embargo, el Banco Central Europeo enfrenta una situación más complicada, con un crecimiento inferior a la tendencia y una inflación en descenso, lo que podría justificar una mayor flexibilización. Por otro lado, los bancos centrales en mercados emergentes tendrán que equilibrar las presiones inflacionarias con la necesidad de estimular el crecimiento.
Para los líderes empresariales y financieros, el regreso de Trump representa tanto desafíos como oportunidades. Las decisiones estratégicas deberán considerar un entorno caracterizado por incertidumbre y movimientos abruptos en políticas económicas. Aprovechar esta coyuntura requiere mantenerse ágiles, informados y enfocados en fundamentos económicos sólidos.
En conclusión, aunque las políticas de Trump generan incertidumbre, también ofrecen un terreno fértil para la innovación y la adaptación empresarial. Comprender estos cambios será esencial para navegar con éxito en esta nueva era económica.
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