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El lado positivo del Estado de Emergencia.

La pandemia ha generado cambios sin igual en nuestras vidas, que jamás pensamos podría ocurrir ni en las películas que solíamos ver asociadas al tema. Bien dicen que la vida real, supera a la ficción. ¡Pero qué forma de superarla!

El estado de emergencia generado por el Covid-19, trajo consigo temor, dolor, preocupación e incertidumbre; a su vez, nos hizo ver la vida de diferente forma, apreciar todo aquello que quizás antes no le dábamos la importancia que merecía, como la familia y el cuidado de nuestra salud, principalmente.

Además de ello y a pesar de lo duro que ha sido enfrentarlo se generaron cambios positivos, los cuales te presentamos a continuación:

  • Disminución de la contaminación: Durante los primeros meses de confinamiento social obligatorio, la reducción del dióxido de carbono se vio disminuido hasta en 50% en las ciudades, generado por la reducción del uso de autos y menos personas en las calles. Notamos una ciudad diferente a la que conocíamos.

El río Rímac se observaba más limpio, debido a la disminución de los relaves mineros en los primeros meses de estado de emergencia, a ello se sumó que las personas al estar impedidas de salir, dejaron de arrojar desperdicios al río.
También observamos gran cantidad de fauna silvestre (aves principalmente) en el litoral peruano. Es como si la naturaleza hubiera recobrado el espacio que le correspondía.

  • Compartir más tiempo en familia: Probablemente lo sabíamos pero no nos enfocábamos en darle a la familia el tiempo que se merece. Antes de la crisis, nuestro día estaba centrado en el trabajo y sólo veíamos a nuestra familia al llegar en la noche a casa. Hoy, ello ha cambiado, estamos más pendientes de nuestros padres, dedicamos más tiempo a los hijos, conocemos el sentir de nuestra familia. El compartir más anécdotas y pasatiempos, son momentos que atesoramos y que siempre llevamos en nuestros corazones.
  • Empatía con el prójimo: En meses anteriores fuimos testigos de las largas colas al ingreso de los supermercados, así como compras desmesuradas (papel higiénico) que sin duda causó gran asombro.

Por el otro lado de la moneda, hemos podido desarrollar aún más nuestra empatía por las necesidades de las personas. Se formaron grupos de ayuda, desde las grandes empresas hasta organizaciones vecinales, contribuyendo con quienes menos tenían, preparando almuerzos o canastas con productos de primera necesidad.

Las palabras de apoyo y ánimo a nuestros seres queridos fueron fundamentales, en medio de esta tormenta que aún luchamos por pasar.

  • Mejorar nuestra calidad de vida: Hemos mejorado nuestra alimentación incrementando nuestro consumo de verduras y nutrientes necesarios que nuestro organismo necesita.

Se ha agregado el deporte como parte de nuestra rutina diaria, a través de sencillos ejercicios que nos permiten mantenernos en movimiento y generar mejoras para nuestra salud. Manejar bicicleta es hoy uno de los pasatiempos favoritos para poder transitar por las calles, mantenerte saludable y utilizar en menos proporción el transporte público o los autos.

  • Auge de la creatividad: Las situaciones extremas crean un impulso en las personas para que puedan salir de su zona de confort, afrontando retos y despertar aquello que ni siquiera éramos conscientes que podíamos hacer, como: cocinar, leer, dibujar o pintar y por qué no, hasta emprender.

Es crucial inculcar desde el hogar valores de cuidado del medioambiente a nuestros niños. La cultura depende de las personas, siendo nuestro deber como buenos ciudadanos, concientizar y poner en práctica este llamado.

La crisis puede sacar lo mejor o peor de cada persona, depende de nosotros decidir que parte va a predominar. Formemos parte del cambio, ayudemos con una palabra de aliento y si está en nuestra posibilidad, dar la mano amiga a quienes lo necesiten.


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